Red Peruana contra la Pornografía Infantil

Asociación Civil sin fines de lucro, que busca la erradicación de las redes de productores, distribuidores y consumidores de pornografía infantil en el Perú y Latinoamérica, principalmente de aquella que se ejecuta vía Internet. Asimismo, lucha contra la Trata de Personas, la Explotación Sexual Comercial Infantil y el Tráfico de niños, niñas y adolescentes, trabajando en coordinación con otras instituciones que persiguen similares fines.

jueves, abril 22, 2010

La venta de pornografía infantil revela la alarmante distorsión de los valores

Asunción - Paraguay.- (La Última Hora) Por la irresponsabilidad de autoridades judiciales, policiales y municipales, una parte del Mercado 4 se convirtió en zona liberada del control del Estado. La producción y comercialización de pornografía infantil es solo uno de los rostros de esa ausencia y complicidad. El vandálico ataque de vendedores de materiales pornográficos a periodistas sin que la Policía intervenga es un capítulo más de una realidad preocupante.
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El parámetro dentro del que cualquier ciudadano debe moverse es el de la ley. Si las instituciones encargadas de exigir el cumplimiento de las normas vigentes y sancionar a los infractores son frágiles o no existen, los que promueven la ilegalidad van ampliando su ámbito de influencia. De a poco, con una tenacidad digna de mejor causa, desplazan lo legal e instauran el reinado de lo ilegal.
Ese es el fenómeno que se observa en el Mercado 4. En ese lugar, algunos sectores – no todos, porque los honestos no tienen por qué entrar en la misma bolsa– apuestan directamente a la ilegalidad como forma habitual de vida.
Como la Municipalidad de Asunción es incapaz de imponer límites, la Fiscalía aparece solo de vez en cuando y los policías asignados a la zona son aliados de los delincuentes – por desidia o por coimas– , un segmento de los comerciantes liberó a ese centro comercial de la jurisdicción de las autoridades.
El descontrol y la impunidad permitieron que los marginales aumentaran su poder y se envalentonaran al punto de impedir la acción judicial. La distorsión de valores es tan grande que creen que el derecho a trabajar y comer también les otorga el derecho a defender lo indefendible.
La reproducción y venta de pornografía infantil – sin entrar a mencionar el vasto submundo de la piratería concomitante– que se expande desde ahí a todo el Paraguay es uno de los rostros más perversos de la falta de respeto a las leyes y a las normas morales.
El tímido intento de la Fiscalía para luchar contra esta lacra social, en la primera ocasión, chocó contra el parapeto de los que hicieron correr a fiscala y policías. La segunda intervención, ya realizada en horario nocturno y con el apoyo de una considerable dotación de las fuerzas del orden, si bien fue en gran parte exitosa, dejó al descubierto la inacción policial contra los delincuentes.
Los vándalos, defensores de los que se dedican a la pornografía infantil, atacaron con furia a periodistas del Centro Informativo Multimedios (CIM) y destruyeron y robaron sus medios de trabajo. Todo eso se hizo ante la atenta mirada de los policías, que no atinaron a defenderlos. Su inacción fue una clara muestra de complicidad con los agresores y evidencia su conducta habitual en la zona.
La cobarde actitud policial es inadmisible. La investigación del caso que anuncia la Policía debe llegar hasta las últimas consecuencias sancionando a los que hicieron la vista gorda cuando ciudadanos paraguayos y sus bienes eran atacados por patoteros ladrones. El castigo tiene que ser ejemplar y de conocimiento público para que no se vuelva a repetir.
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