Red Peruana contra la Pornografía Infantil

Asociación Civil sin fines de lucro, que busca la erradicación de las redes de productores, distribuidores y consumidores de pornografía infantil en el Perú y Latinoamérica, principalmente de aquella que se ejecuta vía Internet. Asimismo, lucha contra la Trata de Personas, la Explotación Sexual Comercial Infantil y el Tráfico de niños, niñas y adolescentes, trabajando en coordinación con otras instituciones que persiguen similares fines.

viernes, julio 17, 2009

Niña de 13 años fue esclava sexual durante tres años. Detectives detuvieron a su madre y su conviviente con videos en los que aparecen crueles abusos

Maipú - Chile.- (La Cuarta) Pese a sus 29 años de experiencia en la resolución de violaciones y homicidios, el subinspector Ramón Cuevas (foto a la derecha) no resistió más de tres minutos al ver las crudas imágenes que le entregó la menor C.P.Y. (16). "Tuve que retirarme. Era muy crudo. Es una persona enferma", señaló el PDI. En la cinta de VHS se veía a una niña de 13 años, totalmente drogada, mientras una mujer bajaba sus ropas y cometía abusos sexuales de forma casi salvaje, ayudada por las manos de un "desconocido".
Las pesquisas de la Brigada de Investigación Criminal de Maipú dejaron en evidencia la más enfermiza de las "relaciones de pareja".
Los supuestos culpables de los vejámenes fueron identificados como Sandra Yáñez Yáñez (35), madre de la menor, y su conviviente, Sebastián Araya Soto (35). Ambos fueron formalizados por abuso sexual y producción de material pornográfico infantil.

Video porno revela abuso

La historia de presuntos abusos comenzó en abril de 2007, mientras la familia vivía en una población de Maipú. Según la investigación, Sandra Yáñez le dio varios vasos de vodka a su hija. El estado semiinconsciente sirvió para borrrar de su memoria los vejámenes, que se habrían repetido al menos en tres ocasiones, en un lapso de 90 días.
El año pasado, pocos meses después de mudarse a una casa en Puente Alto, una de las tantas cintas porno que poseía Sebastián llamó la atención de la joven. Tras pasarla en el videograbador, comenzó el horror. C.P.Y. enfrentó a su madre, pero ésta la amenazó con echarla del hogar o matarse si contaba los hechos a la policía.
Tres días atrás, la víctima de abusos se atrevió a contar la verdad a una tía, quien realizó la denuncia con el VHS en la mano.
En los allanamientos se encontraron un notebook, una CPU y una cantidad innumerable de filmes triple equis, porno infantil y "hentai", versión sórdida de la animación japonesa.
Según la PDI, en el celu de Araya se hallaron siete videos mostrando la ropa interior de mujeres en el Metro, modalidad voyeur llamada "upskirt". Sandra le colaboraba en las "tomas", informaron los policías. "Según la imputada, ella usaba las grabaciones para que su pareja se excitara y tuviera relaciones con ella", afirmó el subinspector Cuevas.
Tras los interrogatorios, la madre tomó conciencia del daño a su hija. El hombre permaneció en silencio. Hace una semana, la segunda hija de Sandra, de 11 años, intentó suicidarse.
La policía no descarta que la pareja reiniciara las sesiones de pornografía con la otra
menor.

Ni su familia defiende al detenido "Si lo hizo, entonces muy bien que esté preso"

Durante la formalización, la fiscal Occidente Andrea Rocha comentó otras oscuras perversiones de Sebastán Araya. Junto al video de nombre "Vacaciones", donde tenía a la hija de su conviviente, también había uno con el nombre "Chica colegio", donde salen estudiantes de enseñanza media teniendo sexo.
La magistrada del Octavo Tribunal de Santiago, Sandra Rojas, decretó la prisión preventiva por considerar a la "parejita" un peligro para la sociedad, para la víctima y un peligro de fuga.
Se estima que los imputados podrían ser sentenciados a 10 años de cárcel por el delito de "abusos sexuales", tres más por "produccion" de pornografía infantil y 541 días más por almacenamiento. En total, Sandra y Sebastián pasarían casi 15 años encerrados. En los 90 días de investigación, la fiscalía buscará evidencias de delitos con otros menores.

Pasaba desapercibido

En la villa Cruz del Sur, de Puente Alto, los vecinos no podían creer las acusaciones en contra de Araya. Pese a que fue tildado de "autista", por su nula comunicación con los demás y la falta de amigos, aseguraron que era buen hijo. "Nunca ha dejado sola a su madre y jamás anduvo en malos pasos. Se notaba súper trabajador", relató Amelia.
Leonor, madre de Araya, aseguró que mantenía sospechas de su hijo, aunque se portaba bien. "Sabía que en algo raro andaba. Le dije que si yo llegaba a saber que estaba metido en algo, le iba a dar una zumba de palos y lo iba a echar de la casa. Él me dijo que no tenía nada que ver", señaló la nona. "Si lo hizo, entonces muy bien que esté preso", expresó Leonor, que está casi ciega producto de un glaucoma.
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