Red Peruana contra la Pornografía Infantil

Asociación Civil sin fines de lucro, que busca la erradicación de las redes de productores, distribuidores y consumidores de pornografía infantil en el Perú y Latinoamérica, principalmente de aquella que se ejecuta vía Internet. Asimismo, lucha contra la Trata de Personas, la Explotación Sexual Comercial Infantil y el Tráfico de niños, niñas y adolescentes, trabajando en coordinación con otras instituciones que persiguen similares fines.

domingo, octubre 19, 2008

El monstruo está vivo. Sobre el caso Jean Succar

México.- (Fernando Rivera Calderón - La Cronica) Hace unos días platicaba en el Weso con los ex abogados de Jean Succar Kuri, Wenceslao Cisneros y su hijo Hernán Seul Cisneros. Ambos tomaron el caso del pederasta pensando que tal vez su cliente sí era víctima de un complot, como él mismo les aseguraba. Tiempo después, cuando las dudas sobre la inocencia del Johnny eran más pesadas que las pruebas a su favor y luego de ver un video en el que se veía al acusado sostener relaciones con dos niñas, padre e hijo decidieron abandonar el caso y no sólo eso, decidieron escribir un libro denunciando lo que sabían sobre el monstruo y sobre la presunta red de pornografía infantil que nadie ha querido investigar.
En el prefacio del libro "En las entrañas del monstruo" los autores explican el porqué de su libro: “El ‘secreto profesional’ tutela un bien jurídico importante: la secrecía, la discreción y la protección de información, cuyo depositario está obligado a no revelar. La violación de menores de edad, la corrupción de estos y la pornografía infantil por adultos son actos inaceptables, y todos estamos obligados a denunciarlos cuando tengamos conocimiento de ellos... cuando nos decidimos a hacer este trabajo nos encontramos en esta disyuntiva: me reservaba la información relativa al caso de Jean Touma Hanna Succar Kuri o denunciaba ante la sociedad mexicana cómo actúan y cómo se desenvuelven estos entes antisociales, para inmiscuirse en la vida de menores de edad pertenecientes a estratos sociales paupérrimos y violarlos, fotografiarlos, filmarlos cuando están siendo violados e introducirlos en una contracultura del sexo, para luego hacer negocio vendiendo el material a sujetos con las mismas compulsiones”.
El trabajo de los abogados es un texto valeroso elaborado con información privilegiada que nos describe la manera en que el libanés actuaba y nos permite ver varias cosas con mayor claridad. Primero, nos hace valorar aún más el trabajo, el valor y la tenacidad de Lidya Cacho para denunicar los delitos de Succar y compañía, sobre todo porque su trabajo lo realizó desde afuera, padeciendo el odio patológico de Succar Kuri hacia ella y la protección que este enfermo criminal ha recibido y sigue recibiendo desde altas esferas de poder, mismas que han hecho caer sobre la periodista una serie de obstáculos y difamaciones que sólo la han hecho más fuerte.
Y es que el libro, si bien no aporta pruebas sobre la participación de políticos y empresarios importantes en las fiestas de Succar, sí confirma la amistad del pederasta con personajes como Fidel Herrera, Emilio Gamboa, Joaquín Hendriks y, claro, su amigo intocable, Kamel Nacif, entre muchos otros.También, hay que decirlo, es un libro de horror. Un texto que nos acerca al personaje desde su infancia, cuando era manoseado por un maestro, de su traumático y temprano encuentro sexual con una mujer inmensa y mayor, de su llegada a México sin dinero y nos sumerge en las pantanosas perversiones de Succar, en sus rituales de seducción de jovencitas, en su manera de comprarlas y manipularlas sicológicamente, pero además aporta el testimonio de dos abogados que trabajaban para el monstruo y que se encontraban en las mismísimas tripas apestosas de la justicia mexicana.
Un material que provoca insomnio, pero que nos sensibiliza sobre este cáncer social que tenemos que erradicar desde todos los frentes. No podemos permitir que esto ocurra. No podemos permitir que estas redes de pornografía infantil sigan operando impunemente en el país, lucrando con niños sin recursos económicos, robándoles la dignidad y la vida. No denunciarlo, no perseguirlo, no castigarlo es hacernos cómplices de esta aberración.
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