Red Peruana contra la Pornografía Infantil

Asociación Civil sin fines de lucro, que busca la erradicación de las redes de productores, distribuidores y consumidores de pornografía infantil en el Perú y Latinoamérica, principalmente de aquella que se ejecuta vía Internet. Asimismo, lucha contra la Trata de Personas, la Explotación Sexual Comercial Infantil y el Tráfico de niños, niñas y adolescentes, trabajando en coordinación con otras instituciones que persiguen similares fines.

viernes, mayo 30, 2008

Esclavas del sexo. Informe especial de la BBC sobre la Trata de Personas. Parte 3 "El yugo de la deuda"

El yugo de la deuda

"Yo me resistí, pero no había otra manera de pagarles el billete... La única manera de pagarles era prostituyéndome... ". Dos meses antes, Ángeles había contraído una deuda para poder viajar a España desde Venezuela. Al igual que ella, la mayoría de las víctimas de trata se endeudan con las redes que las captan, adquiriendo un préstamo que después tendrán que saldar con su trabajo en el país de destino. Las mujeres suelen asumir voluntariamente esta deuda y llegan incluso a entender el préstamo como una "ayuda" que la propia red les brinda para poder salir del país y realizar su sueño.

En muchas ocasiones el intermediario o la agencia que gestiona la partida ofrece el dinero en concepto de "bolsa de viaje": un eufemismo en el que incluyen el pasaje de avión, la gestión de los papeles y algo de dinero para los gastos iniciales. Las víctimas de trata desconocen "la letra pequeña" del préstamo: unos intereses exorbitantes y en muchas ocasiones una hipoteca de su libertad en el país de destino hasta que la deuda quede saldada. "La deuda es altísima", advierte María José Barahona, especialista en prostitución en España. Según sus datos, el monto que deben las mujeres subsaharianas oscila entre US$ 47.000 y US$63.000, el de las de Europa del Este entre US$63.000 y US$78.000, y el de las latinoamericanas entre US$31.000 y US$47.000. "Hace unos diez años esa deuda podía llegar a saldarse en un año y medio o dos años, porque no había tantas mujeres. Pero ahora al haber tantísimas mujeres, ese dinero se diluye y tardan el doble de tiempo en saldar su deuda". "Una mujer puede estar tres o cuatro años perfectamente en situación de trata antes de saldar su deuda", concluye Barahona.
No obstante, la representante de la asociación Alecrín (una asociación española que presta ayuda a las mujeres prostituídas), Silvia Pérez Freire, sostiene que en términos relativos hoy en día las cantidades de la deuda son algo inferiores "porque no hay tantos intermediarios". Como ejemplo Silvia comenta que muchos dueños de clubs de prostitución de Galicia, en el noroeste de España, viajan personalmente a Brasil para captar a las mujeres. Allí disponen de contactos que les ayudan a "pactar" las mujeres directamente, sin mediadores, asegura.

Deudas que aumentan

Lejos de ser saldada rápidamente, con demasiada frecuencia la deuda aumenta en cuanto las víctimas ponen pie en el país de destino.
Cuando las mujeres son trasladadas a un gran club de prostitución, inmediatamente deben empezar a pagar una cuota diaria o "plaza" en concepto de alojamiento y manutención. La cantidad varía según el local pero gira en torno a los 50 euros (unos US$ 65). Además, "alrededor de las mujeres hay una red de picaresca bastante amplia de gente que se dedica a vivir de ellas", explica la educadora social Andrea Náñez, que visita regularmente con la unidad móvil de la asociación Alecrín los distintos ámbitos de prostitución de Galicia.
Cuando a las mujeres no se les permite salir de los burdeles o éstos están muy alejados de los centros urbanos, "hay personas que se dedican a ir por los clubs vendiendo sus artículos: ropa, cosméticos o incluso productos alimenticios de su país de origen. Y el precio alcanza tres o cuatro veces más que su precio normal en el mercado", denuncia Andrea. Además, "dentro de los macroclubs ya tienen de todo. Por ejemplo, en algunos hay peluquería y la mujer está obligada a ir tres o cuatro veces por semana a la peluquería".
Los clubs más grandes se benefician de la venta a precios desproporcionados de objetos que las mujeres necesitan, como ropa interior o productos de aseo. Incluso hay asociaciones que se dedican a cobrar a las mujeres por servicios jurídicos y médicos que son gratuitos, como empadronarse o hacerse un análisis de sangre. "Por ejemplo, hacerse una tarjeta sanitaria para gente sin recursos es un trámite gratuito y rápido, se puede hacer en una mañana. Estas asociaciones van por los clubs, les gestionan este tipo de cosas y les cobran a lo mejor 300 euros (US$445)", dice Andrea.

Multas y sanciones

Los dueños de los clubs tienen a su favor la desprotección y desinformación de las víctimas, que muchas veces desconocen el idioma y casi siempre la ley, sus derechos y hasta el lugar en el que se encuentran. Por eso organizaciones como Alecrín tratan de acercarse a las mujeres prostituidas para darles información y ofrecerles asesoramiento, aunque no siempre son bien recibidas por los clubs, "porque cuanto más desinformadas estén, más fácil les va a resultar aprovecharse de ellas y engañarlas".
Además, según un informe de Alecrín, los clubs se reservan el derecho a cobrarles a las mujeres ciertas multas, que oscilan entre los 50 euros (US$75) y los 100 euros (US$150), "por actitudes que ellos consideran sancionables, como pasar demasiado tiempo con un cliente en la habitación, llegar tarde o hablar por teléfono en horas de trabajo".

"Si tú por ejemplo te sientes mal y quieres ir para arriba a acostarte, por el motivo que sea, pagas 50 euros... cada multa 50 euros", se queja Violeta, una dominicana de 34 años que lleva diez años ejerciendo intercaladamente la prostitución en España. El resultado final, según la educadora social, es que "poco a poco, en lugar de ir disminuyendo la deuda va aumentando: entre multas, préstamos que les hacen para comprar cosméticos o ropa y el precio del pasaje, al final la mujer acaba pagando muchísimo dinero". "Y hay que tener en cuenta además que de el dinero que se queda, la mujer envía la mayor parte a su país y a su familia", concluye Andrea.

Pago de la deuda

En muchos casos durante el período de subsistencia de la deuda las mujeres "no reciben cantidad alguna de dinero, o como máximo un 25% de lo que recauden", escribe el Inspector Jefe del Cuerpo Nacional de Policía Francisco Morenas Fernández en la revista Ciencia Policial. Añade que las organizaciones nigerianas y sudamericanas suelen dejar en libertad a sus víctimas cuando ya han pagado la deuda, pero las redes rumanas "nunca las dejan en libertad". "Cuando ya han pagado la deuda es cuando la víctima rumana comienza a percibir el 50% de lo que recauda", explica, y entonces "la red "propietaria" de la mujer la vende a otra red, por lo que la víctima deberá volver a pagar a sus nuevos propietarios la catidad pagada por ellos".

Alivio de la deuda

"Te bajo 1.000 euros (US$1.480) de la deuda si me traes a una amiga". Según Silvia P. Freire, de Alecrín, son ofertas como ésta las que muchas veces tientan con éxito a las propias víctimas de trata, convirtiéndolas en agentes de la propia red. Las familiares y conocidas de la víctima son particularmente vulnerables. Lourdes Pazo, educadora del centro de mujeres Vagalume de Santiago de Compostela, recuerda haberse encontrado a tres hermanas en un mismo club de prostitución.

Fuente: BBC Mundo

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