Tras la pista de una red internacional de pedófilos y pederastas en Méjico

Méjico.- Las autoridades mexicanas siguen la pista de una red internacional de pornografía infantil que abusa de cientos de niños y niñas en Méjico. Ello se da después de rescatar este año, de las manos de presuntos delincuentes, a una joven colombiana, de 16 años de edad, informó hoy la fiscal mexicana para la Atención de Delitos contra las Mujeres, Alicia Elena Pérez. La chica, que ya se encuentra en su hogar en Colombia, fue traída a Méjico con engaños, por una red de pornografía infantil, a la que esa fiscalía investiga. “Estamos en la parte de detectar desde y hasta dónde llega esta red”, dijo en entrevista con la agencia EFE la Fiscal Pérez, quien explicó que estos grupos criminales tienen un complejo sistema de intercambio de niños y cuyas rutas apuntan hacia Estados Unidos, Canadá y Europa.

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Las rutas de entrada o salida

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La fiscalía especial ha ubicado “los caminos que siguen estos traficantes” en Méjico y que inician en el sureño estado de Chiapas, fronterizo con Guatemala, siguen por el Golfo de Méjico, llegan a Reynosa, ciudad fronteriza con Texas (EU.), y de ahí “hacia arriba”. Otras rutas parten de Chiapas, siguen por Veracruz y concluyen en Europa, o salen de Chiapas, llegan al Pacífico y suben a Estados Unidos y Canadá.
Se trata además de un comercio de ida y vuelta pues desde los destinos los grupos criminales envían a otros menores al punto de partida, dijo la Fiscal Pérez.

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Ganancias de la explotación humana

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La funcionaria prefiere no dar cifras ni confirmar las que ofrecen organizaciones no gubernamentales defensoras de los derechos humanos, que hablan de miles de víctimas de trata de personas, en un negocio que cada año reporta ganancias por 32.000 millones de dólares al crimen organizado.

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Enfrentando el problema desde el Estado

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La Fiscalía para la Mujer se creo en 2006 y desde entonces ha localizado con vida a 26 mujeres, entre ellas a la citada menor colombiana y a una compatriota suya que fue secuestrada por un hombre que iba a abusar sexualmente de ella. Alicia Elena Pérez asegura que desarticular a esta organizaciones es complicado, ya que las víctimas no denuncian por temor a represalias, pues “lo que quieren es salvarse”. “No podemos exigirle a las mujeres y a las niñas que denuncien. Tenemos que hacer de tripas corazón y armar la acusación para convencer a los jueces”, dijo.
Aun así, la Fiscalía General de Méjico logró el año pasado desarticular once bandas criminales y rescatar a 80 víctimas de explotación sexual. A principios de este mes, el Senado mejicano aprobó por unanimidad la creación de la Ley para Prevenir y Sancionar la Trata de Personas, que incluye sanciones de hasta 27 años de prisión a quienes cometan ese delito. Pero el problema es enorme, reconoce la fiscal, y la tarea que propone es no sólo aplicar sanciones sino crear una cultura de no tolerancia a la violencia y de fomento al respeto de las personas.

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Casos conmovedores

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Uno de los casos más destacados resueltos por la Fiscalía para la Mujer fue el procesamiento de seis militares que el año pasado abusaron de 13 prostitutas en el estado de Coahuila (norte). Paradójicamente, ese caso expuso a las víctimas a través de los medios de comunicación, por lo que algunas de ellas retiraron la acusación y otros seis soldados fueron declarados no culpables, lamentó la fiscal. Por ello, dijo, para proteger a las víctimas y no entorpecer los procesos, la fiscalía ha asumido un perfil bajo.
En México el caso paradigmático de violencia contra las mujeres es el de Ciudad Juárez, urbe fronteriza con Estados Unidos donde han sido asesinadas más de 400 jóvenes desde 1993.
Pero no es el único. En el Estado de México, vecino de la capital del país, este año la prensa ha reportado más de 120 muertes de mujeres por violencia de género.