Tampoco hay excusas en nuestro país: debemos erradicar la ESCI ahora

La realidad: casi dos millones de niños y niñas son explotados sexualmente en el mundo.

Sin duda alguna, la Explotación Sexual Comercial Infantil (ESCI) es una forma moderna de esclavitud, en la que viven cientos de miles de niños y niñas en el mundo. Según estimaciones de UNICEF y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), aproximadamente 1,8 millones de menores de edad son obligados a ejercer la prostitución o a trabajar en pornografía.

La posible víctima:

• Mayormente niñas entre 6 y 8 o adolescentes entre 13 a 17 años de edad.
• Edad de inicio sexual frecuente entre 12 a 16 años..
• Migrantes de zonas rurales o urbano provinciales, en su mayoría favorecidas por algún familiar o amigo cercano.
• Buscan trabajo o mejora económica o salen de sus lugares de origen huyendo de la violencia (países en guerra).
• Huérfanos, abandonados o proceden de familias desestructuradas y disfuncionales.
• En un porcentaje importante han sido expulsados del entorno familiar. En los adolescentes varones la homosexualidad es un factor, y en caso de las adolescentes mujeres es el embarazo temprano.
• La pareja sentimental o un familiar cercano es la principal fuente de explotación, aunque en la mayoría de veces ésta se da en forma encubierta.
• Han desertado del colegio y en su mayoría se encuentran sin estudiar.
• En la mayoría de veces han sufrido de abuso sexual previo a la situación de ESCI y muchas de las víctimas han pasado por procesos de aborto clandestino.
• Hay un frecuente uso de alcohol y drogas.

El explotador: Debe considerarse explotador tanto a aquel que intermedia u ofrece la posibilidad de la relación sexual a un tercero, como a aquel que mantiene la misma con el niño, niña o adolescente, no importando si es frecuente, ocasional o permanente.

• El proxeneta: El que compromete, seduce, o sustrae a una persona para entregarla a otro con el objeto de tener acceso carnal.
• El rufián: El que explota la ganancia obtenida por una persona que ejerce la prostitución.
• El tratante de personas: El que promueve o facilita la captación para la salida o entrada del país o el traslado dentro del territorio de la República de una persona para que ejerza la prostitución, someterla a esclavitud sexual, pornografía u otras formas de explotación sexual.
• El pedófilo o pederasta: El que posee, promueve, fabrica, distribuye, exhibe, ofrece, comercializa o publica, importa o exporta por cualquier medio incluido la Internet, objetos, libros, escritos, imágenes visuales o auditivas, o realiza espectáculos en vivo de carácter pornográfico, en los cuales se utilice a personas menores de edad.
• El usuario-cliente: El que, mediante una prestación económica o ventaja de cualquier naturaleza tiene acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías con una persona de catorce y menor de dieciocho años.

Las Modalidades de la ESCI:

• Actividades sexuales remuneradas: Comúnmente mal llamada prostitución infantil, es la acción de contratar u ofrecer los servicios de un niño para realizar actos sexuales a cambio de dinero u otra contraprestación con esa misma persona u otra
• Pornografía infantil: Toda representación, por cualquier medio, de un menor de 18 años dedicado a actividades sexuales explícitas, reales o simuladas, o toda representación de las partes genitales del mismo, con fines primordialmente sexuales y para el placer sexual de un usuario.
• Turismo sexual: La oferta de niños, niñas y adolescentes como parte de un “paquete turístico” para ser utilizados como objetos en una relación sexual donde hay un explotador, un usuario cliente de dicha explotación, medios que facilitan la explotación y una víctima, es decir, el niño, niña o adolescente.
• La trata y la venta de niños: La transferencia de un niño, niña o adolescente con fines primordialmente sexuales, dentro de un mismo país o entre países, a cambio de compensación financiera o de otro tipo.

La consecuencia: Las víctimas sufren graves y permanentes trastornos.

Existe abundante evidencia, la cual señala que la explotación sexual de los niños, niñas y adolescentes, en cualquiera de sus formas, acarrea graves y permanentes consecuencias, tanto físicas, mentales como sociales. Del mismo modo, las víctimas corren un altísimo riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual (ETS), infecciones e inclusive VIH/SIDA. También suelen sufrir constante maltrato físico, embarazos prematuros no deseados, abortos y posteriormente problemas con las drogas y el alcohol. Pero debemos tener presente que cualquier tipo de explotación es, sobre todo, una vulneración grave de los derechos de la infancia más elementales: la educación, la salud, la protección y el bienestar.

Las cifras: en nuestro país los índices de violencia sexual crecen cada año.

• Según el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (MIMDES) entre el 2002 y junio de 2005: 5028 niños han sido atendidos por violencia sexual en los Centros de Emergencia Mujer en su mayoría mujeres (4508).
• Según información recogida de las 1660 Defensorías del Niño y el Adolescente que existen actualmente en nuestro país, entre el 2002 y 2004 se han denunciado 1358 casos de violación sexual, 1032 de presunta violación sexual y 925 actos contra el pudor.
• Según datos de la VII Región Policial (Lima), entre enero a agosto del 2006 se recibieron un total de 2324 denuncias contra la libertad sexual en Lima